EL PROCESO ELECTORAL DEBE SER UNAOPORTUNIDAD PARA MEJORAR(LO)
Como se preveía meses atrás, hay una proliferación de candidaturas para la próxima elección regional y municipal en Moquegua. En total son 137 las listas presentadas entre aspirantes a las municipalidades distritales, provinciales y el gobierno regional.
Puede destacarse, de un lado, el interés de un sector importante de la ciudadanía por la cosa pública y por contribuir a una mayor eficiencia de su gestión. Para un ciudadano o ciudadana la participación es un derecho y también una responsabilidad. De otro lado, puede reconocerse la participación de un sector (menor) de estos aspirantes en los asuntos de interés colectivo, cuestionando, vigilando o proponiendo. Sin embargo, hay mayores razones para que prevalezca otra interpretación de los hechos. En principio debido a una amplia desconfianza de la mayor parte de la población respecto de las autoridades y quienes aspiren a serlos, así como a los métodos empleados para tal fin. ¿Qué de nuevo presenta este proceso electoral?
También hay una demanda de articulación de actores en torno a un menor número de candidaturas, más aún cuando las “propuestas”, en muchos casos, no difieren sustantivamente. Se percibe entonces intereses personalistas y de grupo, por más buena intención que las motive. Además, genera desconfianza o “poca entusiasmo” la presencia de un mayor número de candidatos o candidatas sin mayores referencias de presencia en los asuntos públicos locales o regionales de los últimos años y que apelan a su prestigio personal o profesional que, por experiencia conocida, no basta para dirigir los destinos de un distrito, provincia o la región. Eso se puede notar al constatar la tendencia a presentarse propuestas con el adjetivo de “técnicas” y no “políticas” cuando el proceso es eminentemente político, hace referencia al ejercicio de poder a nivel local y regional, supone (se espera) la existencia de propuestas que buscan el bien común, entre otras razones.
En el marco de estas condiciones, ciertamente poco deseables, igualmente nos toca demandar propuestas con un nivel de detalle que supere las generalidades. Entre las preguntas recurrentes a los candidatos (todos son varones) al gobierno regional podemos sugerir ¿Cómo se harán las cosas que proponen? ¿Cuáles son las metas previstas en relación a desnutrición infantil? ¿Qué indicadores de logro o resultados proponen en relación a calidad educativa? ¿Cuáles son las prioridades en la implementación del Proyecto Educativo Regional en los próximos 4 años? ¿Permitirán la participación amplia de la sociedad civil en la definición de políticas e inversiones como lo establecen las normas? ¿Promoverán una gestión pública intercultural? ¿Cómo lo harían? ¿Cómo promoverán una mayor equidad de género? ¿Cómo contribuirán a reducir las brechas de desarrollo que existen al interior de la región? ¿Cómo harán para atraer inversiones que generen empleo sostenible? Lo desafiamos a completar estas interrogantes.
Descargue la edición completa:
http://www.moqueguahost.com/ceop/BOLETIN_agosto_2010.pdf
Como se preveía meses atrás, hay una proliferación de candidaturas para la próxima elección regional y municipal en Moquegua. En total son 137 las listas presentadas entre aspirantes a las municipalidades distritales, provinciales y el gobierno regional.
Puede destacarse, de un lado, el interés de un sector importante de la ciudadanía por la cosa pública y por contribuir a una mayor eficiencia de su gestión. Para un ciudadano o ciudadana la participación es un derecho y también una responsabilidad. De otro lado, puede reconocerse la participación de un sector (menor) de estos aspirantes en los asuntos de interés colectivo, cuestionando, vigilando o proponiendo. Sin embargo, hay mayores razones para que prevalezca otra interpretación de los hechos. En principio debido a una amplia desconfianza de la mayor parte de la población respecto de las autoridades y quienes aspiren a serlos, así como a los métodos empleados para tal fin. ¿Qué de nuevo presenta este proceso electoral?
También hay una demanda de articulación de actores en torno a un menor número de candidaturas, más aún cuando las “propuestas”, en muchos casos, no difieren sustantivamente. Se percibe entonces intereses personalistas y de grupo, por más buena intención que las motive. Además, genera desconfianza o “poca entusiasmo” la presencia de un mayor número de candidatos o candidatas sin mayores referencias de presencia en los asuntos públicos locales o regionales de los últimos años y que apelan a su prestigio personal o profesional que, por experiencia conocida, no basta para dirigir los destinos de un distrito, provincia o la región. Eso se puede notar al constatar la tendencia a presentarse propuestas con el adjetivo de “técnicas” y no “políticas” cuando el proceso es eminentemente político, hace referencia al ejercicio de poder a nivel local y regional, supone (se espera) la existencia de propuestas que buscan el bien común, entre otras razones.
En el marco de estas condiciones, ciertamente poco deseables, igualmente nos toca demandar propuestas con un nivel de detalle que supere las generalidades. Entre las preguntas recurrentes a los candidatos (todos son varones) al gobierno regional podemos sugerir ¿Cómo se harán las cosas que proponen? ¿Cuáles son las metas previstas en relación a desnutrición infantil? ¿Qué indicadores de logro o resultados proponen en relación a calidad educativa? ¿Cuáles son las prioridades en la implementación del Proyecto Educativo Regional en los próximos 4 años? ¿Permitirán la participación amplia de la sociedad civil en la definición de políticas e inversiones como lo establecen las normas? ¿Promoverán una gestión pública intercultural? ¿Cómo lo harían? ¿Cómo promoverán una mayor equidad de género? ¿Cómo contribuirán a reducir las brechas de desarrollo que existen al interior de la región? ¿Cómo harán para atraer inversiones que generen empleo sostenible? Lo desafiamos a completar estas interrogantes.
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